domingo, 28 de noviembre de 2010


—Te echo de menos —murmuré.
—Ya lo sé, Bella. Créeme que lo sé. Es como si te hubieras llevado una mitad de mí contigo.
Ven y recupérala, entonces —le reté.
—Pronto, en cuanto pueda, pero antes me aseguraré de que estás a salvo —su voz se había endurecido.

Te quiero —le recordé.
— ¿Me crees si te digo que, a pesar del trago que te estoy haciendo pasar, también te quiero?
—Desde luego que sí, claro que te creo.
—Me reuniré contigo enseguida.
—Te esperaré.

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